top of page

Croquetas de Boletus

Buenos días!!


Por fin viernes!!! Qué frase tan manida, pero tan cierta...! Y es que, muchas veces se nos hacen las semanas eternas. Qué digo las semanas, los días, incluso las horas!


Como entiendo que esto es algo que nos pasa a muchos, hoy os traigo una receta de esas que entretienen un poco en su elaboración porque, no sé a vosotros, pero a mí, cuando estoy liada en la cocina, las horas se me pasan volando.


El caso es que he decidido compartir la receta de las croquetas. Muchos pensarán que es un sacrilegio, porque hay mucha gente que cree que compartir una buena receta es como perder un tesoro, pero yo pienso que las buenas recetas, y las tradicionales lo son, hay que compartirlas, para que no se pierda parte del legado cultural que tenemos.


La croqueta es un plato de esos tradicionales en nuestro país y, como tal, tiene un montón de variedades, y un montón de "mitos". Yo, por supuesto, no os digo que mi receta sea "la auténtica" ni "la mejor", pero sí os digo que mis croquetas están buenísimas. En casa no duran un telediario!


Esta receta es algo especial para mí. Y es que, aunque ha variado un poco desde la primera vez que la hice, es de esos platos que siempre que lo hago, me trae un montón de recuerdos.


Nosotros, bueno mis padres, tienen un chalecito en un pueblecito de Ávila, San Esteban del Valle, al que os invito a concocer si tenéis ocasión. Allí pasaba yo mis veranos prácticamente enteros cuando era pequeña y la verdad es que me lo pasaba pipa. En este pueblecito había un comercio justo en la Puerta del Santo que tenía de todo. De esos comercios por los que ahora se pagaría un dineral por recuperar y poder volver a darle vida. Ahora lo llamaríamos "vintage". Recuerdo que tenía un horno de leña porque, claro, elaboraban el pan a diario, una balanza de esas antiguas blancas... preciosa, con su juego de pesas doradas colocaditas siempre en su soporte de madera y con restos de harina...unas estanterías de madera llenas de cosas, sacos por medio de la tienda de manera que hacían un pasillo para llegar almostrador...Una maravilla, de verdad!!


Bueno, que me pierdo! Los dueños de este comercio eran muy amigos de mis padres, así que nosotros pasábamos en su casa buenos ratos en verano. Ella, la propietaria, hacía unas croquetas que te mueres de buenas. Siempre las tomábamos en su casa y recuerdo que según las iba friendo, nos las íbamos comiendo. Era imposible resistirse!!


Un día, mi madre consiguió ver cómo las hacía Tía Raque (se llamaba Raquel, pero nosotros la llamábamos así, porque era como nuestra tía), y desde entonces se comieron muy buenas croquetas en casa. Verdad, mamá? ;)


Como os he comentado antes, yo he variado algunas cosas de esa receta original, porque siempre tengo que poner mi "puntilla" que diría mi madre.


Espero que os gusten y, sobre todo, que os animéis a hacerlas y, si no os atrevéis, que me las pidáis, que yo las hago encantada. :D

Sed buen@s!!




CROQUETAS DE BOLETUS


Ingredientes :

  • 1 l de leche

  • 250 gr de boletus (o cualquier otra seta)

  • 100 gr de harina

  • 20 gr de maizena (si no tenéis o no os gusta, lo cambiáis por harina)

  • 80 gr de mantequilla

  • sal

  • una pizca de nuez moscada

  • 25 gr de queso Parmesano rallado

  • Aceite de oliva virgen extra

  • Pan rallado para envolverlas

  • 2 ó 3 huevos para envolverlas

  • Aceite de oliva suave para freírlas


Elaboración:


Preparamos la masa:


Derretimos la mantequilla en una cazuela ancha y baja en la que nos quepa el litro de leche, de sobra.


Rehogamos los boletus en la mantequilla troceados. A mí me gusta hacer trozos pequeños para asegurarme de que en todas las croquetas va a haber al menos dos trocitos de boletus.


Nota: Sé que en esta época ya no hay boletus frescos en el mercado, pero yo tengo la enorme suerte de tener un hermano que en otoño nos provee de ellos y los mantenemos congelados para ir tirando todo el año. Os invito a congelar los boletus si sois amantes de las setas, porque merece la pena. Si no, podéis utilizar cualquier otra seta, que os van a salir buenas las croquetas, no sufráis por ello.


Una vez que las setas ya están rehogadas, bajamos un poco el fuego (en mi placa de inducción, lo pongo al 5 de un máximo de 9), añadimos la harina y la tostamos para que pierda el sabor a crudo y no nos arruine nuestras croquetas. Damos unas vueltas y vamos añadiendo la leche poco a poco y removiendo. Veremos que se hace todo una bola, pero a medida que vamos añadiendo más leche, notaremos cómo se va aligerando.


Continuamos añadiendo la leche poco a poco y removiendo sin parar hasta que hayamos añdido toda la leche.


Seguimos removiendo continuamente, con paciencia y con tiento, y notaremos cómo la leche va espesando.


Una vez alcanzado el punto de espesor que queremos (el momento de más incertidumbre), añadimos una pizca de nuez moscada rallada, sal y el Parmesano rallado. Damos unas vueltas más y pasamos nuestra bechamel a una fuente para que se enfríe.


Nota: el punto de espesor de la bechamel tiene que ser aquel en el que la croqueta no se nos quede hecha un mazacote, pero tampoco tan blando en el que no podamos envolverla luego. Tened en cuenta que al enfriarse la masa se endurece un poco. Siento no poder explicaros este punto mejor, pero al final nos lo dará la experiencia. Yo lo que hago es levantar el cucharón con el que estoy dando vueltas, y en el momento en que tarda en volver a caer la bechamel sobre la cazuela, no sigo cociéndola.


Dejamos enfriar a temperatura ambiente tapado con papel film colocado justo encima de la masa para que no se haga costra.


Una vez fría la masa, la metemos en el frigorífico hasta el día siguiente o hasta que vayamos a envolver nuestras croquetas.


Envolvemos las croquetas:


Para envolver las croquetas lo mejor es colocarnos los platos o fuentes que vayamos a utilizar seguidos en el mostrador de la cocina, para hacerlo como una "cadena de montaje":


Masa Pan rallado Huevo Pan rallado Fuente


Vamos cogiendo, con la ayuda de una cuchara de helado o con dos cucharas, una porción de masa, la envolvemos con pan rallado y aprovechamos para darle la forma que queramos (ovalada o esférica), la colocamos sobre el huevo batido, la cubrimos bien de huevo, y la pasamos al pan rallado de nuevo. Terminamos de rebozar la croqueta, y la colocamos con suavidad sobre una fuente que habremos espolvoreado ligeramente con pan rallado. Así procederemos con toda la masa hasta acabar con ella.


Con un litro de leche, a mí me salen aproximadamente unas 40 croquetas.


Freímos las croquetas:


En un cazo pequeño o en freidora, ponemos abundante aceite de oliva suave a calentar. El aceite para freír las croquetas debe estar muy caliente, pero cuidado con pasarnos, porque corremos el riesgo de que nos doren por fuera y no se hagan por dentro.


Cuando tenemos el aceite caliente, vamos echando las croquetas de tres en tres o, como mucho, de cuatro en cuatro. No echaremos más para que no se enfríe el aceite.


Dejamos que se frían, cuidando de que queden cubiertas de aceite por todas partes, y retiramos a un plato con papel absorvente para que desprendan el exceso de aceite que hayan podido coger.


Cuando hayan soltado el aceite, las pasamos al plato en el que las vayamos a servir.


A disfrutar!!


bottom of page