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Torrijas de leche

¡¡Buenos días!!


Ya casi estamos en Semana Santa. ¡Madre mía lo rápido que pasa el tiempo! Pero, ¡si hace nada estábamos con el turrón!


No sé si os habéis dado cuenta, pero en este país (y digo éste país porque es del que conozco a fondo sus usos y costumbres) nos regimos por un calendario "gastrofestivovacacional".


Es decir

¿Que empieza el año? Pues toca el riquísimo Roscón de Reyes.

¿Qué viene Semana Santa? Pues hay que hacer Torrijas.

¿Qué llega el verano y los calores? A por helados.

¿Estamos ya en Todos los Santos? Tendremos que preparar Huesitos de Santo y Buñuelos de viento.

¿Las Navidades nos invaden? Debemos tomar turrones y polvorones...

Amén de todas las fiestas locales, cumpleaños, aniversarios, reuniones improvisadas....


El caso es que siempre tenemos una excusa para reunirnos alrededor de una mesa y sus viandas variadas.


Y eso me encanta, la verdad.


Así que, como quien no quiere la cosa, nos hemos plantado en Semana Santa. Y en casa en estas fechas siempre siempre se preparan torrijas. Recuerdo un año que nos fuimos a la playa, y allá que me fui cargando con mi tupper de torrijas. Soy lo peor.


Las torrijas son, como bien dice Eulalia en Un Pedazo de Pan, un plato de aprovechamiento. Si bien actualmente se puede comprar una buena barra de pan de torrijas en muchos comercios, antaño se hacía (y seguro que en muchos hogares se hace) con pan asentado y duro de dos o tres días.


Yo lo he preparado con una barra de pan de torrijas que venden en el súper de al lado de casa, aunque tengo pendiente preparar mi propio pan específico. A ver si saco tiempo y lo preparo para poder contároslo.


A nosotros nos gustan de leche, bien mojadas, algo dulces pero no empalagosas, jugosas y melosas. Hay quien prepara un almíbar para bañarlas una vez fritas, pero a mí me gusta echarles un poco de la leche aromatizada con la que las remojamos (preparo un poco más de lo necesario para que me sobre)


Al principio da un poco de pereza ponerse a prepararlas, pero al final nos daremos cuenta de que no tardamos tanto. Yo tardé una hora en preparar la barra entera, que da para unas 20 torrijas.


¿Os animáis a prepararlas?

¡¡Sed buen@s!!




TORRIJAS DE LECHE


Ingredientes:


  • 1 barra de pan de torrijas seca de dos días.

  • 150 gr azúcar.

  • 1.250 gr de leche.

  • 2 ramas de canela.

  • 1 vaina de vainilla (en su defecto, una cucharadita de extracto de vainilla)

  • 2 huevos.

  • Aceite de oliva

  • 3 cucharadas de azúcar y 1 cucharadita de canela para envolver las torrijas.


Elaboración:


Abrimos la vaina de vainilla y sacamos las semillas. Las echamos en la leche junto con la vaina.


Ponemos un cazo al calor con la leche con la vainilla y la rama de canela. Cuando esté caliente, sin llegar a hervir, retiramos del calor y dejamos infusionar hasta que se temple un poco.


Mientras, cortamos la barra de pan en rebanadas de 1,5 cm.


Preparamos una rejilla con una bandeja debajo.


Pasamos la leche templada a un bol y vamos empapando bien cada rebanada en la leche y colocando sobre la rejilla. Las rebanadas deben quedar bien mojadas, pero cuidado que no se nos rompan.


Una vez que tengamos todas las rebanadas sobre la rejilla, con ayuda de una cuchara, vamos remojandolas. De esta manera se siguen empapando sin romperse.


Preparamos un plato hondo con las 3 cucharadas de azúcar y la cucharadita de canela bien mezcladas. Reservamos.


En una sartén calentamos aceite de oliva. El aceite debe estar bien caliente, sin humear.


Batimos los huevos y vamos cogiendo las rebanadas de pan de una en una con mucho cuidado y pasándolas por el huevo.


Freímos las torrijas mojadas en huevo hasta que estén doradas.


Nota: Para evitar que se enfríe el aceite, yo las frío en una sartén mediana y nunca pongo más de tres a la vez.


A medida que se van friendo, las vamos colocando sobre un papel absorbente para que suelten el exceso de aceite.


Cuando estén aún calientes, las pasamos por la mezcla de azúcar y canela y las dejamos reposar en otro plato.


Una vez que están frías, las cololamos sobre una fuente y les echamos por encima el excedente de la leche que habíamos utilizado para remojarlas.


Para conservarlas (si duran más de un día), lo mejor es meterlas en un tupper, junto con la leche, en el frigorífico.


¡¡A disfrutar!!


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