Buenas!!
Os he preparado un postre para la entrada de hoy. Lo cierto es que este postre lo hice hace unos meses y tenía muchas ganas de compartirlo con vosotros, pero no encontraba el momento.
Hoy, jueves, es un buen momento: seguro que en cuanto acabéis de leer la receta os lanzáis como posesos al súper a por los ingredientes porque, es taaan fácil! y taaan rico!! ^_^
Eh! Eh! No corráis tanto!! que primero hay que leer la breve introducción!
Esta tarta la preparé este verano para una persona especial. Un amigo de esos que están siempre pendientes de tí y te miman como si fueses un diamante. De esos a los que hay que cuidar eternamente ;)
Se acercaba la fecha de su cumpleaños y lo iba a pasar solo. Y en casa, que somos muy de celebrar los cumples, no concebimos una fecha tan importante en la soledad, Así que, le invitamos a pasarla acompañado.
Ay, pobre!! Él que pensaba que lo iba a pasar tranquilito...y, después de cenar....tachán!! Una tarta y, además, con velas, con el "cumpleaños felíz", todos cantando...Qué carita se le puso!! jajaja
Es una tarta muy fácil de preparar y que queda estupendamente. Se trata de una tarta de queso a la que el jengibre le da un toque distinto de frescura que hace que sea muy fácil de comer, nada empalagosa. La probaréis y me daréis la razón, ya veréis!
Esta tarta recibe el nombre original de Melopita = pastel de miel y proviene de la isla de Sifnos (Grecia), pero toda la historia nos la cuenta mucho mejor Bake-Street.com, que es de dónde la he sacado.
Tiene alguna ligera variación: yo he utilizado jengibre fresco rallado en lugar de jengibre en polvo y le puse limas en lugar de limón. Aparte, ella prepara unos limones confitados que, ya de paso, os invito a que probéis, que yo omití. En su lugar, puse unos arándanos estupendos que encontré en el súper.
Vamos ya con la receta que seguro que estáis deseando verla.
Espero que os guste y os animéis a hacerla, porque no tiene complicación alguna.
Sed buen@s!!
TARTA DE QUESO Y JENGIBRE.
Ingredientes (para un molde de 20cm de diámetro):
600 gr. de queso ricotta.
150 gr. de miel.
3 huevos camperos.
1/2 tsp (cucharadita) de sal.
Ralladura de 3 limas.
1 1/2 tsp (cucharadita) de jengibre fresco rallado - ó 1 tsp en polvo-.
15 arándanos para decorar.
Mermelada de jengibre para decorar - podemos sustituir por una ligera capa de miel o por un almíbar.
Elaboración:
El día anterior:
Encendemos el horno a 180ºC con calor arriba y abajo.
Preparamos el molde: lo engrasamos bien por el interior y, si tenemos papel de horno, lo forramos, tanto la base como las paredes. Así será más fácil desmoldarlo sin que se nos rompa.
Lavamos bien las limas y rallamos la parte verde de la cáscara. Tened cuidado de que no caiga la parte blanca, porque amarga.
En un bol , con ayuda de unas varillas, batimos, a mano, el queso ricotta junto con los huevos y la sal.
Añadimos la miel, el jengibre y la ralladura de las limas y batimos de nuevo para repartir bien los ingredientes.
Vertemos la mezcla en el molde e introducimos en el horno.
Hornearemos durante, aproximadamente, una hora. El tiempo dependerá del horno de cada uno. Para saber si está hecha, al mover el molde, la tarta debe tambalearse ligeramente, como si fuese un flan.
Apagamos el horno y abrimos ligeramente la puerta. Dejamos nuestra tarta dentro para que se vaya enfriando progresivamente y, así, evitaremos que se nos cuartee.
Cuando esté totalmente fría, la cubrimos con papel film y la metemos en el frigorífico hasta el día siguiente. Cogerá cuerpo y los sabores se intensificarán.
Al día siguiente:
Sacamos la tarta del horno, la desmoldamos con cuidado y colocamos sobre un plato.
Barnizamos la superficie con una fina capa de mermelada de jengibre y colocamos unos arándanos.
A disfrutar!!